martes, 22 de noviembre de 2011

Alexander McQueen: puntadas de sensibilidad

Antes de empezar a leer, os invito a poner banda sonora a este enredo:

Alexander McQueen, el “hijo” más transgresor y vanguardista de la exitosa horneada de Gallianos y McCartneys, formados en las aulas de la prestigiosa escuela St. Martins de Londres. Desde que saliera de esta escuela de diseño, su carrera ascendió tan rápido como el globo que se le escapa a un niño en medio de la ciudad. Buscaba su punto de fuga, su forma de expresión en las líneas esbozadas de los patrones. Puede que se sintiera como ese niño que pierde su globo, al ver como se escapan los hilos de su día a día. Un niño que se incomodaba y se volvía pequeño delante de focos cegadores, periodistas succionadores y cámaras vigilantes. 

Extravagante en el desarrollo de sus desifles, siempre era capaz de sorprender con su escenografía ávida de conmocionar de una u otra forma. La indiferencia no era el regusto que se quedaba tras ver sus colecciones.  Nunca le gustó que marcaran el rumbo de sus puntadas, por eso su relación con el grupo LVMH y la casa Givenchy, para la que estuvo diseñando, terminó con la compra de su propia marca por el grupo Gucci
La maestría en el corte y su virtuosa creatividad hicieron que McQueen diseñase para expresar sus sentimientos, más allá de la conceptualización de la moda como un agente narrador de la historia del momento. Lo que contaba con sus creaciones, era su propia historia, expresando su ideología y convicciones personales a través de sus oníricos vestidos. Aspectos oscuros de su mente, la omnipresente dicotomía entre la vida y la muerte y la expresión de la belleza mediante la emotividad, definen la personalidad romántica de Alexander. Una personalidad donde la excesiva sensibilidad y su imaginación incansable fueron las obsesiones que llegaron a dominarle. Alma atormentada por esas entrañas revueltas que necesitan expresar emociones, llegando a ahogar la razón, aliñada por la esquizofrenia mediática que presiona con exigencias propias de esta profesión, trastornando las personalidades de estas personas frágiles y extremadamentes sensibles. 
Su trágica desaparición no es más que el resultado del atropellado flujo de emociones que no consiguieron encontrar salida. Toda la presión de los medios, las críticas y las alabanzas que le prometían un exitoso futuro, pesaron en su espalda durante todos estos años, pero éstas unidas a la pérdida de su madre, hicieron que el camino de rosas que su sino presumía vaticinar, se transformara en un callejón sin salida, dónde las paredes cedían aprisionando su ser. La exposición a la opinión pública era algo que siempre llevaba consigo desde que sus creaciones le llevaran a la fama, pero ¿puede que fuera capaz de soportarla y asumirla gracias a la ayuda de su madre? ¿Hasta qué punto la muerte de su madre fue el detonante de su suicidio? Hay personas que no llegan a romper nunca el nexo de unión con sus madres, personas que entrelazan sus emociones con las de sus progenitoras creando un cordón umbilical sensorial. La pérdida de una madre para personas como McQuuen, sin duda,  puede ser tan doloroso que no pueden imaginarse un camino sin ella, sin su amiga, sin su mano - levantadora de caídas y sin su voz  - guía en las tinieblas más oscuras. Niños que ven como se escapan los globos entre sus manos en medio de la ciudad, sin separarse del regazo consolador de su madre. Son personas especiales, mágicas y únicas, que hacen de su sensibilidad su mayor fortaleza y su mayor debilidad. 



Hoy las riendas de su firma las lleva su pupila Sarah Burton, pero el aura y carisma del romántico McQueen siguen hilvanando las creaciones de su delfín, alentando los momentos tan difíciles que siguieron a su muerte. Sigue de la mano de su madre, hoy unidos de nuevo, perdiendo globos y sollozando su legado, valores e inspiraciones sobre la nueva batuta de la firma Alexander McQueen.



Con estas líneas, quería rendir un pequeño y humilde homenaje al diseñador y a la fragilidad de las personas tan sensiblemente increíbles, capaces de traducir sus entrañas a través de la moda o cualquier otra disciplina artística, como si de un artesano de las emociones se tratase.


Os dejo con un link del programa Solo Moda de TVE2: McQueen. Belleza salvaje, donde podréis enredaros del diseñador en el monográfico dedicado a este romántico de las puntadas.

3 comentarios:

  1. Enhorabuena por tu blog Ana!
    Expresas genial todo lo que nos quieres transmitir a través de tus reflexiones :) Espero grandes cosas de tí!
    un besazo

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  2. mil gracias Isa!!!!! tus palabras me hacen muchísima ilusión :) un besote gordo <3

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  3. Se me hace complicado dar una opinión fundamentada sobre el texto porque no tengo ni idea de moda, ciertamente.

    Pero en cuanto a redacción y desde el punto de vista literario, excelente.

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