martes, 29 de noviembre de 2011

Las marcas en la redes sociales: estar o no estar, esa es la cuestión…

Parece que es el debate que preocupa actualmente al sector empresarial, y en concreto a los profesionales del marketing y la publicidad. La tendencia que todos parecen seguir, es la de crearse una cuenta y un perfil corporativo, para conseguir el mayor número de seguidores posibles. Pero no es tan fácil, los usuarios de la red no somos borreguitos (a veces generalizar es menos hiriente…) que siguen sin pensar a cualquier marca que nos diga: “¡Hola! Estoy aquí, dale a me gusta o sé mi follower” Nos tienen que dar algo atractivo, algo que suene tan bien que caigamos presos de su musicalidad, como si del mismísimo sonido flautil del de Hamelin se tratase.



Estamos hartos de ver cómo las marcas, sedientas de fans, lanzan concursos o contenidos promocionales, de los que no te puedes servir a menos que formes parte de su “secta”. Esto, de antemano, ya puede generar rechazo, porque las redes sociales nacen como plataforma donde poder hablar y compartir contenidos con tus amigos, conocidos, compañeros… es un terreno originariamente del consumidor. Si la marca invade este terreno (antes tierra de nadie) ¿por qué se oculta?, si está para acercarse a nosotros, ¿no es mejor que yo pueda ir a ella sin que me pida nada a cambio? Puede que yo quiera acceder a sus contenidos cuando quiera y no tener sus notificaciones mezcladas constantemente con las “andanzas” de mis amigos (máxime cuando me hice fan porque entraba en un concurso pero la marca no me interesa nada…) Aquí es donde está el punto clave: ¿seguidores por casualidad o público fiel a la marca? Este matar moscas a cañonazos es propio de la publicidad en televisión, y su principal crítica es la ineficacia del binomio impactos – beneficio,  ya que hay que asumir una importante inversión, para generar una serie de impactos, de los cuales solo algunos llegan al público objetivo de la campaña.
Segmentar (y cuanto más mejor), es el sueño de cualquier empresa. Conocer a tu público, saber dónde está y cómo llegar a él es la piedra filosofal de la publicidad. La meteórica ascensión de las redes sociales como soporte publicitario, es tal, porque ya que tenemos a la gente perfectamente localizada y de sus comentarios podemos obtener informaciones realmente importantes, que no podríamos tener de otra forma. Lo que las empresas aún no saben es cómo estar presentes y cómo aprovecharse de esa posición de “topo” , al ser un intruso en un elemento que no es propiamente publicitario.
Que una marca tenga un perfil en facebook o twitter, yo creo que no es molesto para los usuarios. Cada vez son más los artistas y famosos (de nuevo generalizo por el tema de herir…) que abren y gestionan ellos mismos, sus cuentas en las redes sociales (que las gestionen ellos y no sus community manager es de agradecer) De hecho, cuando yo busco a algún cantante, diseñador, artista… y no le encuentro, me causa durante unos nanosegundos un sentimiento de decepción, ya que, personalmente, me encanta saber lo qué piensan mis ídolos, cuándo tocan, dónde firman discos o cuándo graban nuevos temas. También me gusta ver su parte más personal, sus gustos, alguna foto en el backstage, fotos de los entrenamientos… En definitiva, generan contenidos atractivos para los que ya son sus fans. Tocan esa melodía flautil que sus fieles seguidores reconocemos sin dilaciones. Ese es el éxito de sus cuentas: saben que su público está ahí, saben lo que quieren y se lo dan. La principal motivación para la creación de estos perfiles, no nace de querer conseguir vender más o de tener más seguidores que los demás, sino de complacer y mantener una relación más cercana con sus “groupies”. Esto lo consiguen hablando para ellos, colgando fotos para ellos, en definitiva, preocupándose por ellos.

Si creamos los perfiles con el objetivo de conseguir muchos seguidores, pero sin trabajar con los ojos puestos en nuestros verdaderos fans, volveremos a utilizar estos soportes como hicimos con la televisión: volveremos a matar moscas a cañonazos. Es un claro ejemplo de otro dicho muy conocido: “más vale calidad, que cantidad”… 

PD: hoy estoy muy contenta porque un componente de mi grupo preferido ha llegado al mundo de las redes sociales. ¡Otro que se enredó! Espero que vosotros también os vayáis enredando en mi blog :)

viernes, 25 de noviembre de 2011

La Violencia de género: la lacra de nuestra sociedad "moderna"





Siglo XXI
25 de noviembre de 2011
54 mujeres asesinadas en lo que va de año
Día Internacional de la Violencia de Género

Son titulares que deberían hacernos reflexionar…

De nuevo, nos volvemos a enfrentar a un 25 de noviembre, a un Día Internacional de la Violencia de género, y seguimos teniendo nombres y apellidos de mujeres, que desgraciadamente contribuyen a engrosar la lista de víctimas. Los meses van cayendo como hojas de un árbol caduco, al mismo tiempo que relojes de mujeres asesinadas por sus parejas dejan de girar sus manecillas, porque su tic - tac acompasado al ritmo arrebatado de sus corazones, se quedó sin aliento. En lo que llevamos de año, 54 mujeres son las que han perdido la vida en manos de sus compañeros sentimentales…

Vivimos en una sociedad “avanzada”, en un “estado de bienestar”, (lo entrecomillo porque en estos momentos de crisis, el valor actual de estos conceptos, puede que no se ajuste mucho con su definición original) y sin embargo, arrastramos esta lacra sobre nuestras espaldas, donde el consumismo y el capitalismo no nos deja ver lo que realmente tiene valor: la vida. Si cada vez más, las mujeres alcanzan puestos destacados en la sociedad, y son tratadas bajo la misma óptica en el terreno laboral, ¿por qué en el ámbito doméstico no? ¿De dónde nace esa desigualdad?

Una relación de pareja entre un hombre y una mujer (y en cualquier relación de pareja) se alimenta del amor, de la pasión, y de sentimientos, que en cualquier caso, son contrarios a causar sufrimiento o atentar contra la persona amada. En el momento en el que eso deja de ser así, en el que la complicidad y el respeto dejan de ser el leit motiv de la relación, es síntoma de que algo no va bien…
Cuando la mujer se siente desprestigiada por su pareja, es agredida física o psicológicamente o ve mermada su autoestima, es momento de dar un paso al frente y de pedir ayuda. Pero hay veces, que viven situaciones realmente difíciles, y no pueden hacerlo por sí mismas, por eso debemos de tomar conciencia de la situación y ser capaces de denunciar por ellas y no mirar hacia otro lado.

No veamos la noticia del asesinato de una mujer por su pareja con los mismos ojos con los que consumimos la noticia de un pleno municipal o la victoria del equipo de fútbol de turno. Reaccionemos y tomemos conciencia de que realmente es un problema que hay que erradicar y que no tiene cabida en nuestra sociedad. No adoptemos la misma pose frívola que adoptan los medios de comunicación, que hablan de estos asesinatos con la misma implicación que muestran cuando hablan de la tan comercializada crisis.

Eduquemos a nuestros hijos desterrando la figura del macho dominante, abogando por la convivencia del “poder” y de la importancia de las decisiones de ambos sexos. Amémonos desde el respeto, trabajemos desde la igualdad y convivamos desde el consenso. Rompamos con los absurdos arquetipos que nos colocan en uno u otro sitio, sólo por nuestra condición de género, pero sobretodo, quememos la indiferencia y ondeemos la convivencia social entre seres sociales, que es lo que somos, implicándonos  y diciendo bien alto: SE ACABÓ.

Hoy permitidme la licencia de haber escrito una entrada que no tiene nada que ver con la moda, pero creo que cualquier soporte, sin importar la temática, es susceptible de acoger unas líneas dirigidas a la concienciación para acabar con la violencia de género.

Teléfono de ayuda a las víctimas: 016

martes, 22 de noviembre de 2011

Alexander McQueen: puntadas de sensibilidad

Antes de empezar a leer, os invito a poner banda sonora a este enredo:

Alexander McQueen, el “hijo” más transgresor y vanguardista de la exitosa horneada de Gallianos y McCartneys, formados en las aulas de la prestigiosa escuela St. Martins de Londres. Desde que saliera de esta escuela de diseño, su carrera ascendió tan rápido como el globo que se le escapa a un niño en medio de la ciudad. Buscaba su punto de fuga, su forma de expresión en las líneas esbozadas de los patrones. Puede que se sintiera como ese niño que pierde su globo, al ver como se escapan los hilos de su día a día. Un niño que se incomodaba y se volvía pequeño delante de focos cegadores, periodistas succionadores y cámaras vigilantes. 

Extravagante en el desarrollo de sus desifles, siempre era capaz de sorprender con su escenografía ávida de conmocionar de una u otra forma. La indiferencia no era el regusto que se quedaba tras ver sus colecciones.  Nunca le gustó que marcaran el rumbo de sus puntadas, por eso su relación con el grupo LVMH y la casa Givenchy, para la que estuvo diseñando, terminó con la compra de su propia marca por el grupo Gucci
La maestría en el corte y su virtuosa creatividad hicieron que McQueen diseñase para expresar sus sentimientos, más allá de la conceptualización de la moda como un agente narrador de la historia del momento. Lo que contaba con sus creaciones, era su propia historia, expresando su ideología y convicciones personales a través de sus oníricos vestidos. Aspectos oscuros de su mente, la omnipresente dicotomía entre la vida y la muerte y la expresión de la belleza mediante la emotividad, definen la personalidad romántica de Alexander. Una personalidad donde la excesiva sensibilidad y su imaginación incansable fueron las obsesiones que llegaron a dominarle. Alma atormentada por esas entrañas revueltas que necesitan expresar emociones, llegando a ahogar la razón, aliñada por la esquizofrenia mediática que presiona con exigencias propias de esta profesión, trastornando las personalidades de estas personas frágiles y extremadamentes sensibles. 
Su trágica desaparición no es más que el resultado del atropellado flujo de emociones que no consiguieron encontrar salida. Toda la presión de los medios, las críticas y las alabanzas que le prometían un exitoso futuro, pesaron en su espalda durante todos estos años, pero éstas unidas a la pérdida de su madre, hicieron que el camino de rosas que su sino presumía vaticinar, se transformara en un callejón sin salida, dónde las paredes cedían aprisionando su ser. La exposición a la opinión pública era algo que siempre llevaba consigo desde que sus creaciones le llevaran a la fama, pero ¿puede que fuera capaz de soportarla y asumirla gracias a la ayuda de su madre? ¿Hasta qué punto la muerte de su madre fue el detonante de su suicidio? Hay personas que no llegan a romper nunca el nexo de unión con sus madres, personas que entrelazan sus emociones con las de sus progenitoras creando un cordón umbilical sensorial. La pérdida de una madre para personas como McQuuen, sin duda,  puede ser tan doloroso que no pueden imaginarse un camino sin ella, sin su amiga, sin su mano - levantadora de caídas y sin su voz  - guía en las tinieblas más oscuras. Niños que ven como se escapan los globos entre sus manos en medio de la ciudad, sin separarse del regazo consolador de su madre. Son personas especiales, mágicas y únicas, que hacen de su sensibilidad su mayor fortaleza y su mayor debilidad. 



Hoy las riendas de su firma las lleva su pupila Sarah Burton, pero el aura y carisma del romántico McQueen siguen hilvanando las creaciones de su delfín, alentando los momentos tan difíciles que siguieron a su muerte. Sigue de la mano de su madre, hoy unidos de nuevo, perdiendo globos y sollozando su legado, valores e inspiraciones sobre la nueva batuta de la firma Alexander McQueen.



Con estas líneas, quería rendir un pequeño y humilde homenaje al diseñador y a la fragilidad de las personas tan sensiblemente increíbles, capaces de traducir sus entrañas a través de la moda o cualquier otra disciplina artística, como si de un artesano de las emociones se tratase.


Os dejo con un link del programa Solo Moda de TVE2: McQueen. Belleza salvaje, donde podréis enredaros del diseñador en el monográfico dedicado a este romántico de las puntadas.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Vistiendo recuerdos


Recordar podemos entenderlo como la acción de traer al presente algo que pasó en el pasado, un pasado no necesariamente lejano en el tiempo. Unas veces nos cuesta mucho recordar cosas, otras los recuerdos bombardean nuestra cabeza, incluso hay veces que nos llegan a atormentar, pero en cualquier caso, el recuerdo es la base de una civilización y de nuestro día a día, siendo el eje principal del aprendizaje.

Una vez introducido el tema (con más o menos acierto), centremos los recuerdos en aquello que nos provoca o desencadena el fenómeno de revivir el tiempo pasado, pero sólo en esas vivencias buenas, placenteras y que son capaces de emocionarnos con solo imaginarnos de nuevo en ese fotograma tan anhelado ¿No es increíble cómo con el olor más efímero o la música más sincopada podemos alcanzar lo que nos hizo feliz ayer?  A mí me encanta oler esa colonia que mi madre me echaba de pequeña, el tacto del aceite con el que masajeaba y cuidaba mi cuerpecito, oír esas canciones que cantaba a grito pelado en el coche de camino al pueblo (aún no sé cómo mis padres me aguantaban, debe ser ese “amor de padres” del que hablan por ahí…)… Pero la herramienta “recordadora” por excelencia es la fotografía. Cuando ojeamos los albumes de fotos (sí esos libros grandes de tapas gordas llenos de hojas brillantes de papel donde salíamos), en muchas ocasiones sólo con ver la instantánea nos acordamos perfectamente del momento en el que la cámara capturaba nuestros rostros o aquel paisaje tan especial, que desde entonces habitan en el limbo de los recuerdos.

Mención a parte merece la moda. La ropa y los accesorios son grandes narradores de la historia, ya que  nos han contado cómo fuimos en la prehistoria y traducen lo que somos hoy. Los diseñadores con sus creaciones han confeccionado parte de nuestro imaginario social, bordando las tendencias del momento, que quedarán para siempre en las retinas de las maniquíes de la época y en las que nos hemos interesado por el legado de la historia. Por tanto, la ropa también es capaz de generar recuerdos. Quién no recuerda ese abriguito que tanto nos gustaba de pequeños o ese pijama – buzo con cremallera, donde metías los piececitos y estabas tan calentito (aunque eran un rollazo para ir al baño…), o esos zapatos de tacón de mamá que te ponías a todas horas y recorrías toda la casa haciendo un ruido martilleante, totalmente “melódico y armonioso” para los vecinos de abajo (nótese la ironía…)  Pero también hay prendas que no recordamos cuándo las usamos o que ni siquiera son nuestras, pero gracias al recuerdo de terceros hemos fabricado nuestra propia historia y con ella nuestro propio recuerdo. Podríamos llamar a este tipo de recuerdos, “recuerdo artificial o sugerido”, porque aunque no nazca de nuestra experiencia pasada, la evoca como si así fuese. En muchas ocasiones, esa ropa perteneció a gente querida que ni siquiera llegamos a conocer, pero por el hecho de ser de ellos, ya las guardamos celosamente, convirtiéndose en un vestigio de ese oasis recurrente de recuerdos. Ortega y Gasset decía que no había que mirar hacia atrás, que somos “yo y mis circustancias”. Pero, ¿qué sería yo sin ese “yo y mis circustancias” de mis antecesores?,  no sería nada, sólo un recuerdo sin raíces que nadie pudo recordar, porque mis vivencias se irán conmigo sin dejar siquiera un fino aliento. Por eso, a mí me gusta recordar, unas veces trayendo olores, otras veces sonidos, palabras o cosas que un día fueron presente y que hoy ya se han convertido en pasado, pero un pasado muy presente gracias a mis recuerdos. Y por todo esto, quiero seguir practicando la fantasía del recuerdo, hasta que una memoria caprichosa y cansada me lo permita…

Os dejo con un bodegón con algunos de mis recuerdos.




Hasta siempre! Siempre que eso signifique que habrá un mañana…

lunes, 14 de noviembre de 2011

Crónica del vestido


El pasado jueves, fui con mis compañer@s de clase del máster a una visita guiada en el Museo del Traje de Madrid, un lugar que transpira moda por todos sus poros. Desde que entras por la puerta, las líneas del edificio ya nos dicen que no son unos “ladrillos” cualquiera, y que dentro vamos a encontrar algo único. Tras subir las escaleras y encontrarme con mis compañer@s comenzamos la visita con Ana Guerrero, que fue la encargada de acompañarnos y de contarnos la historia del traje desde principios de siglo XX hasta hoy. Era la segunda vez que me encontraba entre sus cuatro paredes, pero estaba como una niña con zapatos nuevos (y nunca mejor dicho porque además estrenaba unos fantásticos zapatitos que ya os enseñaré), ya que en mi anterior visita no pasé por estas salas. Empezamos viendo los vestidos de principios de siglo XX, que constreñían hasta la insalubridad los cuerpos de las mujeres, deformados en forma de “S” (pecho hacia delante, cintura extremadamente fina y trasero hacia atrás). En esa misma sala, vimos la liberación de la mujer, gracias a las nuevas líneas de Paul Poiret (modisto francés). Pero lo que realmente pudimos ver en esas vitrinas, era el reflejo de un cambio social.  La moda es la mejor traductora y narradora de la sociedad y la política de la historia, aunque hay que saber leer entre líneas para poder entenderla. A través de su lenguaje, formado por un alfabeto muy peculiar (tejidos, patrones, colores…), la ropa y sus complementos, son capaces de decirnos quién es el más poderoso de la zona o en qué trabaja cada quién. Sus fascinantes “jeroglíficos” nos descubren todos los entresijos de la sociedad de cada momento. En este caso, lo que vimos en la visita, fue el siglo XX, el siglo que más cambios estéticos ha tenido, pudiendo dividir por décadas la tendencia dominante del momento. Pero como bien decíamos antes, estos cambios eran un reflejo de los cambios de la sociedad: dos guerras mundiales que dejaron desierta y arruinada a Europa y el consiguiente cambio en la hegemonía mundial, regimenes dictatoriales, nuevo papel de la mujer en la sociedad (ya no es mujer florero), años de bonanza y de alegría, movimientos culturales con papeles muy destacados en su trascripción en la moda… Todo esto, tuvo su réplica en la moda: la mujer trabaja y necesita prendas que se lo permitan, lo que supone un adiós a la represión del corsé, las faldas se acortan y se alargan según el momento (en épocas de crisis las faldas se alargan y se usa más tela), una joven Gabrielle Chanel pone pantalón a la mujer y cose con punto, las cinturas marcadas y estrechas vuelven con el New look de Christian Dior, aunque menos “castigador”, la alta costura encuentra en Cristóbal Balenciaga a su mesías, los brillantes y los espejos cegadores de Gianni Versace, reflejan los excesos y las luces de las grandes ciudades y discotecas del momento, la elegancia, el uniforme femenino y la adaptación de la ropa masculina para la mujer llega de mano del gran Yves Saint Laurent, el minimalismo invade las pasarelas, los metales y la mujer robot llegan con Paco Rabanne, y así hasta nuestros días, con la explosión del color y el infantilismo cuidado de Agatha Ruiz de la Prada, sin olvidar la sobriedad y buen gusto del recientemente desaparecido Jesús del Pozo.
Todo esto, para terminar desfilando entre modelos de mentira, porque l@s modelos ahí, ¡éramos nosotr@s!

PD: Si no habéis ido al Museo del Traje de Madrid, os invito a que lo hagáis ya!! 




Besos enredados para tod@s  :)

jueves, 10 de noviembre de 2011

Versace para H&M viste a las VIP de Nueva York


El front row norteamericano más chic ya viste los modelos que la firma italiana ha creado para H&M. De la unión de Italia y Suecia, ha nacido una colección que mantiene los baluartes de ambas marcas: las líneas, diseños y excesos (para algunos) distintivos de Versace encajados a la perfección en la línea de negocio de la multinacional H&M. Una frase que he oído en varias ocasiones respecto a esta colaboración es: “se ve que es muy Versace”, y esto es muy importante a la hora de vender el producto. El valor añadido de estas prendas lo aporta el nombre de la marca que participa en la colección, pero esto también hace que se generen unas determinadas expectativas en el consumidor, ya que espera encontrarse algo muy parecido a lo que puede ser un Versace de la casa italiana, aunque lógicamente, con otras calidades de tejidos y abalorios pero que sí guarden cierto parecido en cuanto a patrones y diseños.  El cliente no quiere ver un “Versace de etiqueta”, donde el producto parezca un H&M más. Y en esta ocasión, parece que lo han conseguido de calle, superando las expectativas de consumidores y profesionales que ansiábamos ver y conocer en directo la colección.

Superadas las dudas y los comentarios que dicen que esta colaboración puede devaluar la imagen de la marca (bajo mi punto de vista, nada más lejos de la realidad), nos vamos a ver pasar por la alfombra, en este caso, negra, a los primeros modelos de Versace para H&M. Han sido las “it girl” de NY las que se han enfundado en estos irresistibles vestidos “tan Versaces”, como decíamos antes. Actrices como Jessica Alba, Emma Roberts o Blake Lively, fueron algunas de las afortunadas que disfrutaron del desfile presentación  de la colección. Son vestidos que perfectamente pueden ser capturados por los objetivos de los photocall más chic de la Gran Manzana, o de otros eventos / “saraos” de cualquier ciudad que se precie. Sin duda nos encanta que H&M siga haciendo estas colaboraciones con grandes marcas o diseñadores de renombre, porque ¿quien no sueña con tener un pedacito de ese “olimpo” de la “Haute coture”? (yo sí ahhh)

Os dejo con algunas imágenes de la fiesta y con mi modelo preferido que podéis ver en la web de H&M, ¿a vosotras qué vestido de la colección os gusta más? Podéis ver la colección entera aquí :)



Hasta la próxima mis queridos enrededados!!

lunes, 7 de noviembre de 2011

¡¡A enredarse!!

¿Quién no se ha enredado nunca en algo, con algo o con alguien? Nos entretenemos en cosas que nos gustan, que nos disgustan o que nos llaman la atención. Le damos mil vueltas a las cosas hasta dejarnos los sesos en la batalla de turno. Unas veces nuestras "inquietudes enredosas" las construimos solos y otras veces se ven aliñadas con enredos de segundos, en ese momento el enredo puede tomar unas dimensiones ¡que no haya peine que lo solucione!  La mayoría de las veces yo me enredo sola, no necesito a nadie que me ayude en la tarea. Dicen que nuestro cerebro piensa mucho más rápido de lo que hablamos, pero creo que el mío habla más rápido de lo que pienso y al final acabo enredada cada dos por tres. Pero me gusta, me entretiene tener algo en lo que pensar, algo que idear y expresar.

Los enredos pueden ser de muchos tipos: amorosos o de faldas (siempre me ha hecho mucha gracia esa expresión), que nutren gran parte del panorama cinematrográfico y literario de todos los tiempos (véase por ejemplo "Jaula de grillos" o Tele 5, que para el caso...), científicos, cuando no consiguen encontrar la fórmula  de la eterna juventud,  y corean aquello de "El secreto está en la masa", culinarios, cuando te enfrentas a arduas preguntas como "¿Cueces o enriqueces?",  fashion´s tangles (me lo acabo de inventar y en inglés siempre queda más cool!), cuando no sabemos qué ponernos aún teniendo el armario lleno, (a esto me enfrento cada mañana) y sólo podemos decir "Yes we can", porque "I´m loving it" o enredos de trabajo en el que tu jefe te dice que hagas algo, no encuentras los papeles, el tiempo se consume, tu jefe vuelve, y sólo le puedes decir "Be water my friend"...

Pues de toda esta mélange de enredos cotidianos os iré escribiendo, sobre todo de los fashion´s tangles y de cositas relacionadas con el mundo de la publicidad (supongo que habréis notado mi guiño hacia este campo), intentando que todos l@s que paséis por aquí disfrutéis, sonriáis, os interese  y os enrede, y si no queda satisfecho...  pues también "Be water my friend" :)



Os dejo con una de enredos "artísiticos" con el paint fruto del aburrimiento de hace ya unos años...