Generación NI – NI:
dícese de ese grupo de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Perezosos, que
quieren vivir del aire y de sus padres. Abanderados del Carpe Diem, sus
aficiones son salir de fiesta, las redes sociales y el botellón.
Esto es lo que una
parte de la sociedad piensa de la juventud actual. ¿Es justa esta
generalización tan gratuita? Puedo decir convencida y sin titubeos que NO. Y
tengo argumentos que sustentan mi afirmación sin remordimientos.
Muchos son los que
dicen que ahora mismo la juventud es la que tiene que alzar la voz y la que
tiene el motor del cambio y del progreso en sus manos (lo gracioso es que lo
dicen esos mismos que luego no nos dan trabajo...) Pero, ¿qué pasa cuando lo hemos
intentado? Que al final lo que empieza siendo un movimiento justificado, acaba
desbordado por una mala praxis decadente, relegando de nuevo ese alzamiento a
la utopía del cambio, a la resignación y a la INDIGNACIÓN. Oímos que el cambio debe hacerse en las urnas, formando partidos políticos y
programas electorales y bla bla bla… Pero seamos sinceros, en España gobierna
el PP o el PSOE. Es como el Madrid y el
Barcelona en fútbol, cuando se ha colado algún otro equipo en el palmarés de la Liga,
es un suceso extraño que pasa cada mucho tiempo, igual que el cometa Halley. Además,
cómo vamos a conseguir que un grupo político formado por jóvenes consiga
representatividad electoral, si no nos toman en serio. ¿Y por qué no nos toman
en serio?, muy sencillo: porque no tenemos experiencia. ¿Y por qué no tenemos
experiencia?: porque somos jóvenes y no sabemos hacer las cosas bien. ¿Y por
qué no sabemos hacer las cosas bien?: porque no nos dan oportunidades. ¿Y por
qué no nos dan oportunidades?: porque no tenemos experiencia… Veis, la
pescadilla que se muerde la cola.
Pues bien, en este
bucle se encuentra ahora mismo la juventud española. Jóvenes con ganas de
trabajar, de ganar de alguna forma esa experiencia que se nos requiere y se nos
niega al mismo tiempo, de hacernos escuchar sin que se nos tilde de hippies
perroflautas o vandálicos. Está claro que no comulgo con los actos que
sobrepasan los límites de la civilización (la quema de contenedores, rotura de
cristales, robos, pintadas…) Aunque si no haces ruido, está claro que no te
tienen en cuenta. De nuevo volvemos al bucle...
Ante este panorama,
¿qué hacemos? Yo no pierdo la esperanza y voy a luchar por abrirme camino como
sea, y puedo decir con seguridad, que no soy la única que va a pelear por
llegar a la meta.
Aquí me tenéis exiliada
y NI – NI a la fuerza, así lo dictaminan las exigencias del guión: NI puedo
estudiar, NI puedo trabajar. Estudiar sí podría, pero ¿a costa de quién? De
mamá y de papá, ¿otra vez?... Trabajar, no lo voy a negar, cuando terminé mi
contrato me vine a París sin buscar nada antes en Madrid, pero sé de buena
mano, que no hubiese encontrado trabajo fácilmente (al menos sin tirar de
agenda…) Para los jóvenes, un contrato hoy en día es como un billete de 500
euros, sabemos que existen, pero pocos los han visto. Y si los que queremos
compaginar un hipotético trabajo, con una nueva andadura universitaria, nos
vemos coartados con el estupendísimo y fantabuloso Plan Bolonia, que requiere
la presencia obligatoria a las clases. Por lo tanto, no sólo nos limitan la
incorporación al trabajo, sino que también nos limitan el poder estudiar una
vez que encontremos un oasis laboral. ¡Mola!, ¿eh?... En este contexto, cobra significado especial
la típica frase de comienzo del cortejo: ¿Estudias o trabajas?, porque ahora sí
que no puedes hacer las dos cosas a la vez (existe la UNED pero la oferta de
titulaciones es de chiste…)
Después de exponer
todas las ecuaciones del problema, encontramos dos soluciones posibles:
a) Si quieres seguir estudiando: hazlo
antes de incorporarte al trabajo. Consecuencias: seguir viviendo de nuestros
padres y plantarnos con 30 años, con mucha formación, pero sin experiencia.
¿Quién nos querrá contratar…?
b) Si quieres trabajar porque ya consideras
que estás formado: empieza a buscar trabajo. Consecuencias: si lo encuentras no
ganarás lo suficiente como para independizarte, con lo que seguirás viviendo de
tus padres. Y si no lo encuentras, será porque no tienes experiencia y acabas
de salir de la universidad. ¿Quién nos querrá contratar?
¿Encontráis alguna diferencia? ¿Con cuál os quedáis? ¡Venga,
no seáis tímidos!
Yo, de momento, sigo
formándome (a costa del trabajo de mis padres, y muy a mi pesar...) y esperando
que cuando vuelva de este retiro espiritual, se empiece a valorar a la juventud
en España, y no se nos esté obligando a salir fuera. La fuga de talentos es
algo que no parece preocupar a los gobiernos de nuestro país, pero luego se
sorprenden que vayamos a la cola de todo. Bueno de todo no, en el paro somos el
number one, ¡Oleeeeeeeee!
Y estas cifras son de hace un año... |
De momento, tengo mi pluma y mi sitio para gritar a los cuatro vientos. No digo nada nuevo, no digo nada sorprendente, no es un hecho noticioso, ¿no es triste que no sea nada de lo anterior…? En fin, ya se darán cuenta y espero que no sea demasiado tarde. Cuando ya no haya jóvenes con ganas, y lo que haya sea una nueva generación que ni si quiera tuvo la ocasión de soñar con una oportunidad… Si nos quitan la ilusión, nos quitan todo. Si a nosotros nos llaman NI – NI, porque no les parece que estemos a la altura, qué será de los que vienen detrás, que ya sabrán que no van a tener un futuro…
No es para nada una entrada pesimista (al menos no es mi intención). Siempre he dicho que odio oír todo el tiempo hablar de la crisis, y que nadie podrá arrebatarnos las ganas de soñar. Es una arenga a continuar, un abrir los ojos, una lanza a favor de nosotros mismos, de no creernos lo que dicen de nuestra generación. Ya
sabéis camaradas, aguardemos nuestro momento para demostrar al mundo que nuestra generación no es más NI – NI que las anteriores, somos SÍ estamos preparados y SÍ queremos
cambiar las cosas, porque NOSOTROS LO VALEMOS, porque IMPOSSIBLE IS NOTHING y porque
YES WE CAN (parafraseando el final del discurso de mi graduación que comentaba
dos post antes :P)
He dicho.
De nuevo, parece que no tiene mucha relación con la temática del blog. Pero todo lo que incide sobre mi presente y mi futuro, y el de toda mi generación (y las venideras), creo que tiene cabida aquí y en cualquier sitio.
¡Y me he quedado muy a
gusto oye!
PD: No me posiciono a favor ni en contra del movimiento 15M. Me posiciono a favor de todo aquello que vaya a suponer un cambio a mejor, para mi, para los que me rodean, para mi generación y para todos los que vienen detrás.
Ánimos enredados!!!
Sólo puedo decir: Ole!!!
ResponderEliminarTus palabras son las nuestras, las de todos.
ResponderEliminarMe gusta. Por que no te posicionas a favor del movimiento 15M? no lo consideras un movimiento que realmente pueda genererar un cambio a favor?
ResponderEliminarCreo que queda claro Fibi dónde me posiciono... xD
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