viernes, 14 de diciembre de 2012

NI – NI: YO NO QUERÍA, PERO ME OBLIGARON…


Generación NI – NI: dícese de ese grupo de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Perezosos, que quieren vivir del aire y de sus padres. Abanderados del Carpe Diem, sus aficiones son salir de fiesta, las redes sociales y el botellón.

Esto es lo que una parte de la sociedad piensa de la juventud actual. ¿Es justa esta generalización tan gratuita? Puedo decir convencida y sin titubeos que NO. Y tengo argumentos que sustentan mi afirmación sin remordimientos.

Muchos son los que dicen que ahora mismo la juventud es la que tiene que alzar la voz y la que tiene el motor del cambio y del progreso en sus manos (lo gracioso es que lo dicen esos mismos que luego no nos dan trabajo...) Pero, ¿qué pasa cuando lo hemos intentado? Que al final lo que empieza siendo un movimiento justificado, acaba desbordado por una mala praxis decadente, relegando de nuevo ese alzamiento a la utopía del cambio, a la resignación y a la INDIGNACIÓN. Oímos que el cambio debe hacerse en las urnas, formando partidos políticos y programas electorales y bla bla bla… Pero seamos sinceros, en España gobierna el  PP o el PSOE. Es como el Madrid y el Barcelona en fútbol, cuando se ha colado algún otro equipo en el palmarés de la Liga, es un suceso extraño que pasa cada mucho tiempo, igual que el cometa Halley. Además, cómo vamos a conseguir que un grupo político formado por jóvenes consiga representatividad electoral, si no nos toman en serio. ¿Y por qué no nos toman en serio?, muy sencillo: porque no tenemos experiencia. ¿Y por qué no tenemos experiencia?: porque somos jóvenes y no sabemos hacer las cosas bien. ¿Y por qué no sabemos hacer las cosas bien?: porque no nos dan oportunidades. ¿Y por qué no nos dan oportunidades?: porque no tenemos experiencia… Veis, la pescadilla que se muerde la cola.
Pues bien, en este bucle se encuentra ahora mismo la juventud española. Jóvenes con ganas de trabajar, de ganar de alguna forma esa experiencia que se nos requiere y se nos niega al mismo tiempo, de hacernos escuchar sin que se nos tilde de hippies perroflautas o vandálicos. Está claro que no comulgo con los actos que sobrepasan los límites de la civilización (la quema de contenedores, rotura de cristales, robos, pintadas…) Aunque si no haces ruido, está claro que no te tienen en cuenta. De nuevo volvemos al bucle...

Ante este panorama, ¿qué hacemos? Yo no pierdo la esperanza y voy a luchar por abrirme camino como sea, y puedo decir con seguridad, que no soy la única que va a pelear por llegar a la meta.

Aquí me tenéis exiliada y NI – NI a la fuerza, así lo dictaminan las exigencias del guión: NI puedo estudiar, NI puedo trabajar. Estudiar sí podría, pero ¿a costa de quién? De mamá y de papá, ¿otra vez?... Trabajar, no lo voy a negar, cuando terminé mi contrato me vine a París sin buscar nada antes en Madrid, pero sé de buena mano, que no hubiese encontrado trabajo fácilmente (al menos sin tirar de agenda…) Para los jóvenes, un contrato hoy en día es como un billete de 500 euros, sabemos que existen, pero pocos los han visto. Y si los que queremos compaginar un hipotético trabajo, con una nueva andadura universitaria, nos vemos coartados con el estupendísimo y fantabuloso Plan Bolonia, que requiere la presencia obligatoria a las clases. Por lo tanto, no sólo nos limitan la incorporación al trabajo, sino que también nos limitan el poder estudiar una vez que encontremos un oasis laboral. ¡Mola!, ¿eh?...  En este contexto, cobra significado especial la típica frase de comienzo del cortejo: ¿Estudias o trabajas?, porque ahora sí que no puedes hacer las dos cosas a la vez (existe la UNED pero la oferta de titulaciones es de chiste…)
Después de exponer todas las ecuaciones del problema, encontramos dos soluciones posibles:

a)   Si quieres seguir estudiando: hazlo antes de incorporarte al trabajo. Consecuencias: seguir viviendo de nuestros padres y plantarnos con 30 años, con mucha formación, pero sin experiencia. ¿Quién nos querrá contratar…?

b)  Si quieres trabajar porque ya consideras que estás formado: empieza a buscar trabajo. Consecuencias: si lo encuentras no ganarás lo suficiente como para independizarte, con lo que seguirás viviendo de tus padres. Y si no lo encuentras, será porque no tienes experiencia y acabas de salir de la universidad. ¿Quién nos querrá contratar?
¿Encontráis alguna diferencia? ¿Con cuál os quedáis? ¡Venga, no seáis tímidos!

Yo, de momento, sigo formándome (a costa del trabajo de mis padres, y muy a mi pesar...) y esperando que cuando vuelva de este retiro espiritual, se empiece a valorar a la juventud en España, y no se nos esté obligando a salir fuera. La fuga de talentos es algo que no parece preocupar a los gobiernos de nuestro país, pero luego se sorprenden que vayamos a la cola de todo. Bueno de todo no, en el paro somos el number one, ¡Oleeeeeeeee!
Y estas cifras son de hace un año...
Algo tiene que cambiar, y me gustaría tener la clave y poder cerrar con ella este post, pero no la tengo… Lo que tengo claro, es que yo no voy a ser ni una indignada, ni una NI – NI por mucho que insistan las altas esferas del poder. Porque no me conformo, porque creo que las cosas van a mejorar (aunque repito, no sé cómo, ni cuándo), porque no me tienen que obligar a marcharme de mi casa, a abandonar mis amigos y a mi gente, porque SÍ tengo ganas y Sí tengo ilusión por hacerme valer. Y ya sé que muchos dirán que ya hubo mucha gente que tuvo que emigrar años atrás, dirán que somos unos quejicas, que no sabemos realmente lo que es pasarlo mal, que si hay que marcharse de casa y buscar algo mejor, habrá que hacerlo y punto, que nuestros padres y/o abuelos sí que lo pasaron mal, que a ellos también les costó mucho y que nosotros estamos acostumbrados a vivir sin esfuerzos, que nos lo han dado todo hecho, que somos unos comodones y que lo queremos todo, y que todo no se puede tener. ¡Perfecto! O sea, que esto quiere decir, que tenemos que pagar por haber progresado, ¿no? Que es mi culpa haber tenido unos padres que han dado su vida porque yo haya tenido una carrera, un postgrado y un máster, que me han dado todo lo que he necesitado y los caprichos que se hayan podido permitir o que me haya merecido, y tantas otras cosas. ¿Esto qué pasa, que iba con intereses? ¿Es una hipoteca y no me avisaron al nacer durante los azotitos?  Entonces volvamos al pasado. Suframos como sufrieron nuestros antepasados (cercanos), volvamos a repetir todo ese dolor, ¡claro que sí! Es lo que nos ha tocado, sufrir y aguantarnos. Cómo ellos lo pasaron mal, ahora nosotros también. ¡Bravo, así se evoluciona, sí señor! (modo ironía ON)… Estoy harta de escuchar la frase de, “es que esta juventud no sabe lo que tiene” “no valoran nada” Igual es culpa de la sociedad que nos ha educado. “Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así”, que cantaba Jeanette, o “Yo soy yo y mis circunstancias” como decía Ortega y Gasset. Desde luego que el punto actual no es culpa nuestra, pero sin embargo, somos los que estamos y vamos seguir a pagando (con creces), las imprudencias y el mal hacer de estos que nos critican. ¡GRACIAS POR VENIR! Que diría Lina Morgan…


De momento, tengo mi pluma y mi sitio para gritar a los cuatro vientos. No digo nada nuevo, no digo nada sorprendente, no es un hecho noticioso, ¿no es triste que no sea nada de lo anterior…?  En fin, ya se darán cuenta y espero que no sea demasiado tarde. Cuando ya no haya jóvenes con ganas, y lo que haya sea una nueva generación que ni si quiera tuvo la ocasión de soñar con una oportunidad… Si nos quitan la ilusión, nos quitan todo. Si a nosotros nos llaman NI – NI, porque no les parece que estemos a la altura, qué será de los que vienen detrás, que ya sabrán que no van a tener un futuro…
No es para nada una entrada pesimista (al menos no es mi intención). Siempre he dicho que odio oír todo el tiempo hablar de la crisis, y que nadie podrá arrebatarnos las ganas de soñar. Es una arenga a continuar, un abrir los ojos, una lanza a favor de nosotros mismos, de no creernos lo que dicen de nuestra generación. Ya sabéis camaradas, aguardemos nuestro momento para demostrar al mundo que nuestra generación no es más NI – NI que las anteriores, somos SÍ estamos preparados y SÍ queremos cambiar las cosas, porque NOSOTROS LO VALEMOS, porque IMPOSSIBLE IS NOTHING y porque YES WE CAN (parafraseando el final del discurso de mi graduación que comentaba dos post antes :P)
He dicho.

De nuevo, parece que no tiene mucha relación con la temática del blog. Pero todo lo que incide sobre mi  presente y mi futuro, y el de toda mi generación (y las venideras), creo que tiene cabida aquí y en cualquier sitio.

¡Y me he quedado muy a gusto oye!

PD: No me posiciono a favor ni en contra del movimiento 15M. Me posiciono a favor de todo aquello que vaya a suponer un cambio a mejor, para mi, para los que me rodean, para mi generación y para todos los que vienen detrás.

Ánimos enredados!!!

4 comentarios:

  1. Tus palabras son las nuestras, las de todos.

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  2. Me gusta. Por que no te posicionas a favor del movimiento 15M? no lo consideras un movimiento que realmente pueda genererar un cambio a favor?

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  3. Creo que queda claro Fibi dónde me posiciono... xD

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