lunes, 11 de febrero de 2013

¡¡Qué la vida es un carnaval…

…Y las penas se van cantando!! Qué decía una canción de la archifamosa Celia Cruz. Etimológicamente, la palabra Carnaval proviene del latín vulgar carne-levare, que significa “abandonar la carne”. Otro origen lo encontramos en la palabra italiana carnevale, que significaba la “época durante la que se podía comer”. Ambos significados casan perfectamente con la prescripción de los cristianos durante la Cuaresma, período durante el cual no está permitido comer carne y se practica el ayuno. Aunque existen más teorías sobre el nacimiento de la palabra, éstas son las que más vigencia tienen actualmente. Y hasta aquí la sección “Culturízate con Ana” (que no me pega lo de ponerme profe)

En cualquier caso, el Carnaval es una fiesta que se viene celebrando desde la antigüedad, y aunque tiene origen pagano, hoy se celebra en todo el mundo bajo el paraguas de la diversión y la fiesta (creíais que empezaba de nuevo con la lección ehh… ¡no os preocupéis!) En cada lugar la tradición es distinta, pero lo que es común es la obligación de ir disfrazado. Es la fiesta en la que podemos usurpar la identidad de otras personas y está permitido. Podemos encarnar a Marilyn Monroe, Cenicienta, Shrek, ladrones, digo políticos… incluso objetos. Todo está permitido, el único límite es nuestra imaginación. Es por esto, por lo que me gusta esta fiesta, porque la creatividad es el baluarte de esta celebración.

De entre todos los carnavales, hay algunos que son tan archiconocidos como Celia Cruz a nivel mundial. Como el de Río de Janeiro y Venecia.

Todos hemos visto desfilar las escuelas de samba en el sambódromo de Río de Janeiro. Es un gran acontecimiento que llena de samba y alegría la ciudad. Sus mujeres centrifugan sus caderas endemoniadas a un ritmo que sólo ellas pueden alcanzar. Pero el color y el buen rollito, es lo que predomina en el carnaval de esta ciudad brasileña.
El de Venecia es totalmente distinto. Las máscaras y los trajes del siglo XVIII son los protagonistas. Yo siempre he soñado con disfrazarme de época, con las pelucas, los corsés (que te aumentan cinco o seis tallas el pecho sin necesidad de cirugía) y las máscaras. La tradición de la máscara viene de la antigüedad, cuando en la noche de Carnaval, la nobleza se disfrazaba y se mezclaba con el pueblo. Se ponían una máscara para evitar ser reconocidos. Desde entonces, es un elemento casi indispensable para un buen disfraz. 

Y ahora, como se suele decir, “barriendo pa´casa” tenemos dos Carnavales muy importantes.

El de Tenerife con sus desfiles y sus reinas del Carnaval imponentes. Trajes imposibles, tacones de vértigo y maquillaje de ensueño, son los ejes principales de este evento. Este año se ha visto trágicamente empañado por el grave accidente de una de las candidatas a reina del Carnaval. Desde aquí quiero dar todo mi apoyo a Saida y a su familia, por su pronta recuperación.
Y desde luego el Carnaval más gracioso y simpático, viene de Cádiz. Como no podía ser de otra forma, de nuestro Sur, lo más alegre que tenemos en España. Las chirigotas ácidas a la par que destornillantes, son el principal atractivo del Carnaval gaditano, que narran desde esta particular perspectiva, la actualidad del último año. El humor y las risas es lo que predomina en Cádiz durante los días que dura el Carnaval.
Cómo decía al principio, durante los días de carnaval podemos ver disfraces que son verdaderas obras de arte. Las ganas de pasarlo bien y la originalidad es lo que mueve al pueblo a idear el mejor disfraz (aunque hay de todo, como en la viña del Señor) Pero por lo general, los que participan en los desfiles o comparsas, han preparado con  antelación y mimo hasta el más pequeño detalle de su vestido, que normalmente, sólo valdrá para un año (algunos se podrán reciclar, pasarán a otros dueños o se lo volverán a poner año tras año, sin importarles que ya lo usaron con anterioridad…) Pero desde luego, los desfiles de Carnaval los podemos tildar como la Fashion Week Haute Couture del pueblo. Estos diseñadores anónimos, no tienen nada que envidiar a las grandes firmas de moda, ya que su creatividad, sus tejidos y su maestría con la aguja y el hilo (o el pegamento y la grapa), son dignos de las mayores de las admiraciones. No hay Louboutines ni Chaneles, pero con la imaginación por bandera, no hace falta nada más para convertirse en la mejor pasarela del mundo.

Y ahora toca el turno al Carnaval que yo he vivido, el de París. Fui de esta guisa, y como veis, yo no puedo considerarme entre los maestros del disfraz que decía antes. Pero la falta de presupuesto ha hecho que haga con mis piesmaniles manos (véase la combinación pies y manos y saquen sus propias conclusiones… jaja) lo que me faltaba, con mayor o menos fortuna en el resultado final.
Las gafas de Hello Kitty son lo más

Fue un Carnaval especial, donde la nieve fue una más del desfile, y nos acompañó durante todo el recorrido. Puedo decir convencida, que lo guardaré con cariño en la carpeta de Cosas que nunca olvidaré. Gracias a todos los que me acompañaron en esta nueva experiencia J

Hoy termino el enredo volviendo al principio del post, con la canción de Celia Cruz, toda una oda al optimismo y al disfrutar de la vida. Que por cierto, si no los sabíais, sólo tenemos una vida, así que la vida es una hermosura, hay que vivirla. No hay que llorar, que la vida es un Carnaval y es más bello vivir ENREDANDO.


¡¡Hasta el próximo enredo mis enredados del alma!!

 PD: menos mal que no estaba inspirada eh Ma ;)

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